1938 – 11 DE SETIEMBRE – 2013

1938 – 11 DE SETIEMBRE – 2013

El miércoles 11 de setiembre, el Centro de Acopiadores de Cereales Zona Puerto Quequén cumple 75 años de vida. Fue en 1938 cuando un puñado de empresarios visionarios dedicados al almacenaje de cereales y comercialización de insumos intuyeron que la actividad –iniciada en muchos casos a partir del funcionamiento de las antiguas y populares almacenes de ramos generales, diseminadas a lo largo y a lo ancho del país- necesitaba crear una estructura gremial patronal que defendiera los intereses del sector.

Así, el 11 de setiembre de ese año, se conformaba la primera comisión directiva de la ahora pujante y laboriosa institución, recayendo en Dn. Alfredo Lovengard la responsabilidad de ejercer la presidencia de la flamante entidad que perduró en el tiempo cumpliendo con los objetivos que se habían trazado sus fundadores.

RAZON DE SER

Consultados directivos de la institución sobre la razón de ser del Centro de Acopiadores local, coincidieron en afirmar que el mismo “es la genuina representación de los empresarios que tienen asentadas sus plantas de acopio de cereales y oleaginosas en la zona de influencia del hinterland de Puerto Quequén”, agregando que “a través de sus acciones y servicios, la institución, junto a la Federación de Centros y Entidades Gremiales de Acopiadores de Cereales, refleja el pensamiento, las inquietudes y el trabajo de sus socios, a la vez que prioriza su inserción con acciones comunitarias en las poblaciones donde despliegan su actividad los empresarios nucleados en la entidad”.

Aclararon seguidamente que “por ser una representación de empresas de servicios, como lo es el acopio, existe una marcada vocación de fidelidad cimentada a través de 75 años de vida, en pos de profundizar y acrecentar la confianza y credibilidad de los productores quienes, desde hace muchas décadas, canalizan el fruto de su trabajo mediante la utilización de la infraestructura que le ofrece un sector que ha compartido con los hombres de campo todas sus bonanzas y sus desventuras”, afirmaron.

La actividad del acopio en el caso que nos ocupa no se reduce a recibir y comercializar cereales y oleaginosas. Siendo ésta una función fundamental, se extiende y complementa con un conjunto de prestaciones y asistencias al productor. Cabe mencionarse, entre ellas, la organización de seminarios, charlas y disertaciones relacionadas íntimamente con el trabajo y la producción del campo donde tienen especial protagonismo profesionales de organismos oficiales y privados como también de entidades ligadas a la cadena agroexportadora nacional.

INSERCION COMUNITARIA

Quienes integran los cuadros directivos de la entidad, resaltan que el Centro local “es el único en el país que ha creado, desde hace muchos años, el sistema de registración de las cargas previsionales que aportan lo trabajadores eventuales afiliados a la UATRE (Unión Argentina de Trabajadores Rurales y estibadores) y las empresas asociadas que los contratan por la vigencia de una Bolsa de Trabajo, cuestión que -llegado el momento- le permite a los llamados “paleros” acceder a los beneficios de la jubilación en forma rápida ya que todos los aportes se encuentran debidamente registrados en el sistema mencionado.

Uno de los objetivos que se ha trazado la entidad es el de apuntalar y apoyar el desarrollo de la educación en la región de influencia de la institución. Bajo el lema “Sin educación no hay futuro”, se puso en marcha desde el año 2005 el Programa Para Incentivar la Lectura Infantil” (P.I.L.I.) consistente en la entrega de ejemplares de texto en todas las escuelas públicas ubicadas en los distritos donde están localizadas las empresas de acopio asociadas la institución. Al respecto, cabe consignar que hasta la fecha se han distribuido 11.712 libros, textos que fueron requeridos por la comunidad educativa de cada establecimiento.

 Siempre en el mismo contexto y con la misma filosofía, el 7 de octubre del año pasado se realizó en el Salón Auditórium del Centro de Acopiadores, una ceremonia donde se entregaron 40 mil ejemplares del libro “Plantando la semilla” que, en lenguaje coloquial con ilustraciones a mano alzada y a todo color, dirigido a los alumnos que cursan sus estudios en los establecimientos primarios de Necochea, Quequén, San Cayetano, Benito Juárez, Tandil, Balcarce y Gral. Alvarado, fue producido por un historiador local.

El costo de este emprendimiento fue afrontado por el Centro local, en conjunto con la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y por la Cámara Arbitral de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.  

Asimismo, la entidad ha cedido sin cargo alguno el uso de su moderno y confortable Salón Auditórium a instituciones de bien público y a organismos públicos, registrando una concurrencia de más de cuatro mil personas por año convocadas por eventos con contenidos diversos, hecho que ha merecido el reconocimiento de la comunidad toda.